Una señora ha acudido a declarar a un juzgado con un burka y ha insistido en declarar con el puesto, ya que su religión no le permite descubrirse delante de ningún hombre salvo su esposo y familiares más directos (padres y hermanos).
Afortunadamente el juez, no podía ser de otro modo, se lo ha impedido le ha dicho que en este país las leyes civiles están por encima de las religiosas, y ha puesto también como ejemplo que si una monja de clausura tuviese que declarar en un tribunal, tampoco se le permitiría ir cubierta. Al final han aplazado la declaración hasta la semana que viene en la que se compromete a que se le vea el rostro.
Esta es la noticia, ya sabéis lo que opino yo de las convenciones religiosa, los atavismos sociales y mas concretamente del burka. Lo que noto hoy en la prensa, es que faltan reacciones, falta la implicación de los colectivos sociales en la lucha contra esas prácticas. No entiendo porque esos colectivos que ante la aparición de una minifalda o una fotografía publicitaria de una mujer en biquini o con el seno suelto, ponen el grito en el cielo y salen en tromba señalando el menosprecio y la utilización mercantil de ellas, nunca dicen nada en estos casos a mi juicio bastante mas indignantes y opresivos para las mujeres
Se trata de que en nuestra sociedad se viva la religiosidad en la intimidad, y uno de las formas más claras es dejar que los símbolos religiosos ocupen el menor espacio público posible. Y el burka es la demostración más clara de la profesión de una fe y su utilización en público debe de estar prohibida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario