lunes, 3 de septiembre de 2007

Xorret de Cati

Fin de semana familiar en el hotel xorret de cati.
Un acierto, la verdad es que lo necesitábamos y además la forma de hacerlo, sin ocultarlo a nadie, pero tampoco pregonándolos. Somos los que somos y no esperamos más de nadie.
Llegamos el viernes a las 5 de la tarde, subimos por la parte de Petrel, una carretera asquerosa, mal asfaltado, por decir algol unos baches que caviar un coche entero, pero al final llegamos.
Tomamos la habitación, limpia y bonita, ademas tienen un buen sistema, todas las habitaciones tienen como una especie de balcón, si la alquilan doble, ahí te colocan unos sillones de mimbre y un sofá, pero si la alquilas triple te colocan ahí la supletoria.
Circulamos un poquito por los alrededores, huellas de un pasado reciente bastante bueno, se nota que el anterior presidente de la diputación le gustaba el sitio e hizo bastante por su conservación, pero el de ahora no le gusta tanto y se nota abandono.
Subimos por la cuesta hasta el área recreativa, están cerradas las barbacoas por el riesgo de incendio, todo esta muy preparado para pasar una buena jornada.
Jugamos con nuestro hijo a Baloncesto, como se notan los años, hay un grupo de niños jugando al futbito. Se acerca y empieza a jugar con ellos, lo perdemos ya para el resto de la estancia.
Vamos a la cafetería y tomamos una cerveza esperando mientras para la cena, no me gusta entrar al comedor de los primeros, pero tampoco llegar demasiado tardee porque ya falta de todo. A 1,10 la caña, me quedo sorprendido, más barato que en algunos bares de Guardamar, novedad para ser un hotel.
Como todo no puede ser perfecto, después de cenar en el buffet, volvemos a la cafetería a tomarnos unos cubatas, y allí nos encontramos con unos salvajes, dos niños de 4 o 5 años, campando a sus anchas, gritando arrastrando sillas, mientras sus padres no hacen nada por llamarles la atención. Los que estamos en la cafetería no decimos nada porque los niños no tienen la culpa es cuestión de los padres, pero poco a poco nos vamos de la cafetería a otros salones, porque allí no se puede estar

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