miércoles, 18 de junio de 2008

Descanso

Fin de semana natural. Una casita de madera en una pequeña aldea cerca de Yeste. Plañel. En total 21 vecinos todos familia entre si, un niño de 11 años y el bar. mas cercano a 3 Km., por una carreteras de vértigo.
El entorno maravilloso, unas vistas de ensueño y la satisfacción del trato cercano, nos acogieron como si fuésemos del pueblo de toda la vida, como si nos fuésemos a quedar allí, explicándonos su historia y contándonos sus vidas.
Es de agradecer cuando la iniciativa privada con mucho apoyo de las instituciones públicas hace algo bueno. Lo que han conseguido hacer las casas rurales por esos pueblos míseros y casi abandonados, nunca será suficientemente compensado.
En primer lugar y para mi lo mas importante es que han conseguido estabilizar a la población, ya se empiezan a ver gente joven en esos pueblos, muchos que han cogido el lugar donde se guardaba el ganado y con ayudas han conseguido montar con poco dinero unas habitaciones muy coquetas, o en algún prado se han colocado cuatro cabañas de madera, y solo con eso se ha conseguido evitar que la gente joven se fuese, que se quedara en el pueblo, e insuflar de vida unos lugares que estaban a punto de ser olvidados.
El que la gente corriente se haya interesado por acudir allí ha movido una economía que no solamente beneficia al que alquila la casa, sino que todo el pueblo sale beneficiado, la gente compra pan de pueblo, unas docenas de huevos, unas cajitas de cerezas, embutidos. Se va al bar del pueblo, si hay, a probar los platos típicos, etc. Lo mismo que sucedía antiguamente en el tan denostado hoy turismo de sol y playa pero en plan interior.
Pinchar el Link. http://www.taneasrural.com/
Tras estas consideraciones el viaje ha estado bien, he descansado, he andado por la montaña, hecho este que me ha despertado recuerdos de mi infancia en Callosa, sierra arriba y abajo, que aunque no sean los mismos, la esencia se mantiene.
Mi hijo, claro la inconciencia de los 13 años, se baño en el embalse del río, se pego un chapuzón y salio tiritando, luego se metió en una poza de donde manaba el agua de entre las piedras, yo probé la temperatura con mis pies y al introducirlos parecía que unos cuchillos te entraban por las venas de fría que estaba.
Luego en el barecillo del pueblo vecino, unos platos de ciervo y jabalí en salsa, espectaculares,

*- La carne de jabalí esta dura- se quejo mi sobrina.
*- Claro, si el bicho no hace mas que trotar por el monte, como quieres que este – Contesta mi hijo.
El sábado por la noche tenían fiesta en el pueblo, no eran nada especial, pero los vecinos que quieren se juntan alrededor del antiguo horno de pan y allí entre todos se organizan la noche, empezamos sobre las nueve y media y se que algunos no se retiraron hasta pasadas las dos de la madrugada, lo hacen todo en el mismo lugar, cenan se toman el café y luego los cubatas, y luego según vivas, te vas cantando para arriba o cantando para abajo, pero no hay peligro todo el mundo va andando.
Como todo no podía ser perfecto, el domingo nos paso un poquito de todo, por la mañana se rompieron unas gafas, luego por la tarde en el viaje de vuelta se pincho la rueda del coche de mi sobrino, hubo que cambiársela y volver todo el camino a 80 Km. por hora, y para colmo al entrar en la autovia para tomar dirección a Alicante se despisto y se fue para Almería, lo que todavía nos retraso mas, consiguiendo que un viaje que se hacia en tres horas tranquilamente acabase siendo un viaje de cinco horas y media, pero lo doy por bien empleado.
Ha valido la pena.

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